La Organización Panamericana de la Salud define la sexualidad como: “Una
dimensión fundamental del hecho de ser un ser humano basada en el sexo incluye
al género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el
erotismo, la vinculación efectiva y el amor, y la reproducción. Se experimenta en
forma de pensamiento, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores,
actividades, practicas, roles y relaciones. Es el resultado de la
interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales,
éticos y religiosos o espirituales”.
La sexualidad se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y
hacemos en relación con el sexo que tenemos, así con las pautas y normas
sociales en las que nos desenvolvemos, es un término más amplio que sexo.
Es la expresión psicosocial de los individuos como seres
sexuados en un contexto sociocultural, en un área geográfica y en un momento histórico
determinado, por ello hablamos de sexualidades y no de un solo esquema de
sexualidad.
Cada persona puede tomar libremente decisiones sobre su cuerpo de
manera autónoma, sin que esto genere discriminación o violencia, podrán ser
parte activa de sus procesos de autonomía, identidad y toma de decisiones.
La
actividad sexual, que va desde los besos y las caricias hasta la penetración,
no solo satisface una serie de necesidades físicas, si no también emocionales.
Una vez conjuntado el amor tierno con el amor sexual, las personas
jóvenes podrán consolidar una nueva identidad sexual. Este proceso toma tiempo:
mientras ocurre, las personas jóvenes de ambos sexos canalizan su sexualidad de
diferentes maneras, de acuerdo con sus valores, sus sentimientos y su posición
frente a las normas establecidas por su grupo familiar y social.
Libro:
Hablemos de sexualidad con la gente joven. Fundación Mexicana para la
Planeación Familiar, A.C. Mexfam. Año 2009.
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